Lo que antes era un negocio boyante y parte sustancial de los ingresos de los locales de hostelería ahora se ha mutado en una parcela residual que va perdiendo fuelle entre los consumidores. Se trata de la máquina B en bares. La Comunidad Valenciana está sufriendo una merma importante de este producto y según el último Informe del Juego de la Generalitat se ha perdido en un año un 5% del parque instalado en estos establecimientos.
En 2019 habían 25.941 unidades mientras que en 2021 eran 18.895. El 76% de máquinas B operan en bares. Por contra se observó un aumento de las máquinas de tipo B y especiales instaladas en salones y bingos y que alcanzaron las 5.460 unidades, lo que ha supuesto un ascenso de un 1,66 %.
Una regulación más restrictiva, los efectos del COVID y ciertos cambios en los hábitos de los jugadores están haciendo perder fuerza a una actividad de ocio idiosincrática en nuestro país.
El conjunto del parque de máquinas Tipo B – no solo instaladas en hostelería -, durante el año 2021, descendió a 24.750 frente a las 25.705, en 2020, lo que supuso una disminución del 3,72%.