El informe de Adicciones Comportamentales 2021, elaborado por el Observatorio Español de las Drogas y Adicciones, revela que el 40,7% de los jóvenes entre 14 y 18 años ha jugado a alguna vez a los rascas: juegos de azar instantáneos con un precio bajo (en torno a uno o dos euros), que se venden en kioscos y gasolineras, además de en puestos oficiales de las empresas que gestionan este juego, como la ONCE.
En el contexto de los rascas, llaman la atención dos cosas. En primer lugar, la participación en juegos de azar –como los propios rascas, las quinielas o loterías– está prohibida para menores de edad. Lo segundo, que estos juegos instantáneos, en su versión física u online, pueden causar daño en sus jugadores, generar adicción o favorecer conductas abusivas o peligrosas. Aprovechando el artículo que publicamos sobre el tema el pasado 28 de octubre, organizamos una Maldita Twitchería para tratar este asunto en profundidad.
Juan Francisco Navas, profesor de Psicología Clínica en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y miembro del consejo asesor de juego responsable en el Ministerio de Consumo, comenta que en el caso de los rascas, se trata de un juego “muy agresivo” que contiene una característica que lo hace especialmente adictivo: la inmediatez. “Los rascas físicos los compras y los usas cuando tú quieres; pero si es online, está perfectamente calculado para que funcione con ciclos muy mecánicos y adictivos”.
Por otro lado, indicó que el enfoque de prevención mediante campañas de juego responsable, en las que el usuario debe ser consciente de los riesgos y daños del juego, no funciona “desde un enfoque de reducción de daños y de salud pública”. Desde su punto de vista, un abordaje mucho más eficaz debería empezar desde “arriba”, comenzando por la regulación, implicando después a las empresas como la ONCE, que se dedican a su venta para, finalmente, lanzar mensajes a la población. maldita