¿Cómo le fue al crecimiento cripto en Latam 2025?. Adopción, volatilidad y nuevas tendencias 

| 19 de diciembre de 2025

Al cierre de 2025, América Latina reafirma su posición como una de las regiones más dinámicas del mundo en adopción de activos digitales. Según el informe 2025 LATAM Crypto Adoption de Chainalysis, entre julio de 2022 y junio de 2025 la región movilizó casi US$1.5 billones en volumen transaccionado, manteniendo un crecimiento sostenido a pesar de la volatilidad global. Brasil encabeza la actividad con 318.8 mil millones de dólares, seguido por Argentina (93.9 mil millones de dólares), México (71.2 mil millones de dólares), Venezuela (44.6 mil millones de dólares) y Chile (23.8 mil millones de dólares).

El informe también señala que 64% de la actividad cripto en LATAM se concentra en exchanges centralizados, lo que refleja la preferencia por infraestructura accesible, regulada y conectada con moneda local.

Una de las tendencias más relevantes del año es el avance de las stablecoins. En países como Brasil, Colombia, Argentina y México, más del 50% de las compras de cripto en plataformas centralizadas corresponden a activos vinculados al dólar. La combinación de inflación persistente, controles de capital, debilidad cambiaria y creciente digitalización financiera ha llevado a usuarios particulares y comercios a adoptar stablecoins como mecanismo de resguardo, liquidez inmediata y medio de pago digital.

El ecosistema de pagos también muestra señales de integración acelerada. El reporte Payments Without Borders, de J.P. Morgan, documenta cómo la región avanza hacia pagos en tiempo real e interoperabilidad transfronteriza, impulsada por sistemas como PIX en Brasil y proyectos regionales como Nexus. Este proceso, descrito como un cambio estructural hacia infraestructuras de pago más inteligentes, encuentra un paralelo directo en plataformas globales como Cloudbet, que ya integra soluciones de on-ramp como Swapped y MoonPay. Gracias a estas herramientas, los usuarios pueden comprar criptomonedas como USDT, BTC y ETH utilizando métodos de pago locales y regionales, alineados con las capacidades de cada mercado.

Como parte de esta experiencia optimizada, Cloudbet muestra únicamente las opciones disponibles según el país del usuario. Por ejemplo, en México, Swapped.com despliega métodos compatibles como PSC, E-cash, E-wallet y SPEI, mientras que en Chile se presentan alternativas como PSC, E-cash y CAIXA. Esta regionalización de pagos refleja la transición de LATAM hacia soluciones rápidas, interoperables y centradas en el usuario.

En paralelo, el Innovation Forum 2025 de Mastercard mostró la evolución del comercio digital hacia modelos basados en tokenización, inteligencia artificial y activos digitales, señalando un entorno donde las finanzas tradicionales y digitales conviven cada vez más integradas.

México: señales de madurez digital

En México, esta evolución es particularmente clara. Datos de Cloudbet, plataforma global que integra entretenimiento y criptomonedas, muestran que durante el primer semestre de 2025, Tether (USDT) fue la criptomoneda más utilizada por sus usuarios, superando a Bitcoin (BTC) y USD Coin (USDC). Esta preferencia responde a la búsqueda de estabilidad financiera en un entorno marcado por la volatilidad del peso y la inflación.

USDT se ha consolidado como la herramienta favorita gracias a su alta liquidez, su vinculación 1:1 con el dólar estadounidense, y su compatibilidad con redes de bajo costo como Tron y Binance Smart Chain, permitiendo operaciones rápidas y con comisiones significativamente menores. Esto confirma que el uso de cripto en México ha madurado: hoy es un instrumento práctico para preservar valor, mover dinero y gestionar liquidez, no solo un activo especulativo.

En conjunto, los hallazgos de Chainalysis, J.P. Morgan, Mastercard y Cloudbet muestran que 2025 marca un punto de inflexión para Latinoamérica. Desde la adopción masiva de stablecoins hasta la expansión de pagos en tiempo real y la integración de plataformas regionalizadas como Cloudbet, la región avanza hacia un ecosistema financiero más conectado, estable y sofisticado, donde la estabilidad —no la volatilidad— se consolida como un nuevo estándar de progreso.