Los estudios ESTUDES y EDADES se toman como fuentes de información sobre los hábitos de la población, sobre todo, los jóvenes, ante el juego, drogas, alcohol y otras sustancias . Que procedan del ministerio de Sanidad les da un marchamo de oficialidad. Esto estaría bien, si no fuera porque sus metodologías deforman la realidad que pretenden reflejar. Incidentalmente, se trató sobre ellos en la mesa redonda de responsables autonómicos en el reciente Congreso de Torremolinos “Luis Escribano”. A todos nos interesa que las decisiones de políticas públicas se apoyen en la mejor información posible.
ESTUDES es la “Encuesta sobre uso de Drogas en Enseñanza Secundarias”, se hace cada dos años, entre estudiantes de 14 a 18 años. EDADES es la “Encuesta sobre alcohol y otras drogas en España” entre la población entre 15 y 64 años, también bienal.
Ambas tienen una vocación “omnicomprensiva” desmedida (ver la nota 1) lo que produce que sus datos deformen la realidad que pretenden representar. Apoyan su credibilidad en grandes muestras (de donde derivan unos pretendidos bajos márgenes de error), pero su problema estriba en el instrumento de recogida de la información, el cuestionario. Simplificando, tienen dos problemas:
[1] Antes del juego se tocan in extenso los siguientes “consumos”: Alcohol, bebidas energéticas, tabaco, pipas de agua, cigarrillos electrónicos, tranquilizantes, sedantes, somníferos con prescripción médica o sin receta; analgésicos opioides por prescripción facultativa o sin receta; cannabis, marihuana, hachís, cocaína en polvo, cocaína en forma base, éxtasis u otras drogas de síntesis, anfetaminas o speed, alucinógenos, heroína, inhalantes volátiles, GHB, metanfetamina, setas mágicas, nuevas sustancias, … juego con dinero.
-Sus cuestionarios son imprecisos. Sobre el juego, no hacen las preguntas correctas sobre este mercado, por tanto, lo que recogen da una visión deformada de él.
-En la presentación de la información ambos engloban a los entrevistados de 15 a 17 años, edades en las que el juego es ilegal, con los de 18 años. Es muy raro que no se desglose por edades.
Trataremos de explicarnos brevemente.
Una encuesta consiste en aplicar un cuestionario a una muestra de individuos a los que se presume representativos de una población, a la que se selecciona aleatoriamente mediante un riguroso procedimiento. Se asume que el margen de error deriva de la dimensión de la muestra (a mayor muestra, menor margen de error, para estimarlo hay tablas estadísticas), aunque esto tiene una casuística mucho más compleja: trabajos de campo pueden tener calidades muy diferentes, sobre todo en la fase de localización de los entrevistados, etc. Dejemos esto al margen. El problema en ambos estudios son los cuestionarios y su forma de aplicación que llevan a errores.
Ambos se recogen en las páginas siguientes. Son autoadministrados, los rellenan los entrevistados en su hogar o en su clase del centro de estudios. La parte correspondiente a juego se les presenta a muy tarde, en las páginas 24, el EDADES, y en la 22, el ESTUDES, cuando llevan más de media hora respondiendo preguntas sobre consumos de drogas, alcohol, tabaco, etc., y sus efectos. El cansancio (y aburrimiento) de los entrevistados impide recoger fiablemente la información por la que se pregunta. Los cuestionarios son abrumadores.
unque son ligeramente distintos, ambos responden a la técnica de “cuestionario cesta/red” con los que se recoge mediante una pregunta genérica a todos los entrevistados que recuerdan haber comprado o hecho algo. En cualquier investigación, pero no en esta, una vez localizados se procede mediante una serie de preguntas a “depurar” el dato y obtener información sobre los entrevistados que reúnan las características necesarias:
qué compró, cuándo hizo la última compra (dentro o fuera del periodo investigado: último año o mes, normalmente), frecuencia de compra, dónde, cantidad, importe, con quién fue, etc. Es habitual ceñir estas preguntas a la “última vez que …” para que el entrevistado ajuste su memoria y evitar respuestas genéricas. Es decir, a partir de la pregunta general se procede con otras a “segmentar” a los entrevistados tratando de concretar sus comportamientos en función de distintas variables.
En el caso del juego en España, cuando se incluye a menores de 18 años, esto es más necesario ya que los menores de esta edad tienen prohibido el acceso a locales de juego y a las máquinas recreativas en hostelería -algo que se obvia en ambos cuestionarios-. En tal caso, debería preguntarse cómo entraron en el local (si se les pidió documentación o no, con quién iban acompañados) o accedieron a una web de juego online (con qué DNI o NIE y cuenta corriente, tarjeta de crédito u otro medio de pago, quién es el titular, etc.). En ambos casos es materialmente casi imposible que accedan a jugar. A partir de esas informaciones se puede precisar el mercado y, en su caso, el juego ilegal.
Ambos cuestionarios, similares, introducen imprecisiones de gran calado, que deforman la información, empezando por el tipo de juego:
-Recogen deficientemente el mercado de loterías: mezclan las nacionales, sin discriminar Navidad, Niño o los semanales, con cupones de la ONCE y primitivas. Lo que produce distorsiones considerables sobre estos juegos. Al Gordo de Navidad juega más del 80% de la población entre 18 y 75 años, a los sorteos semanales de SELAE apenas el 15%, son completamente distintos. Lo mismo sobre los juegos de la ONCE y las primitivas. No se deben englobar en una pregunta so pena de obtener datos absurdos (lo que ocurre).
-Preguntan por “slots, máquinas de azar/tragaperras” y “juegos en salas de juego”, lo que duplica la pregunta de manera confusa. ¿Dónde juegan a máquinas? ¿a qué juegan en los bares?, … no se sabe.
-Interrogan por “juegos de cartas con dinero (póquer, mus, blackjack, punto y banca)” que son juegos de casino y también “juegos de casino”, por lo que no se sabe cuál es la información real, … Pero también son juegos “domésticos” o familiares.
-Pregunta por “bingo”, sin indagar si ha jugado en una “sala de bingo”, o si puede haber jugado con los abuelos en Nochevieja o Nochebuena o un domingo o en vacaciones entre amigos o familia.
En los juegos en sala, no se pregunta si visitó un casino, bingo, salón o jugó en la máquina de un bar, en la presentación de datos se imputa directamente estas respuestas a la presencia en tales locales (sin preguntar siquiera al entrevistado).
Como se señaló antes, en el caso de los menores de edad no se indaga sobre cómo accedió al local o a la web de juego, qué documentación se le requirió, con quién fue, etc.
Sobre las cantidades jugadas se introduce una deformación formidable en el estudio de los jóvenes: “¿Cuál ha sido la mayor cantidad de dinero que has gastado jugado en un solo día?”, lo que lleva a un resultado disparatado si se trata de estimar el gasto anual (no se puede multiplicar esa cantidad por 365, pero ¿cómo calcular el gasto anual?).
Por último, un cuestionario debe recoger información de la realidad. Se debe tener en cuenta, sobre todo en el cuestionario ESTUDES -jóvenes-, que hay juegos que se venden como infantiles y que pueden ser respondidos a tales preguntas por parte de los entrevistados menores de 18 años: por ejemplo, en tiendas de juegos infantiles (Dideco) se venden barajas de Heraclio Fournier (3 €) “Mi primera baraja española”; barajas de póker infantiles (para cinco años y más) (8,00 €) en Eurekakids, cadena de tiendas para niños y en bazares; en Ale-hop se venden minibingos (10 €) y se pueden comprar en bazares y grandes almacenes bombos de bingo, también la cadena Jugettos vende bingos para mayores de cinco años (las referencias a los años se recogen de las cajas). En bazares se venden kits con “billetes” y “monedas” en formato muy realista, además de “fichas de casino”.

Por tanto, sin entrar a valorar lo anterior, si el cuestionario se dirige a jóvenes de 15 a 17 años debería incluir el “juego doméstico” y ocasional (jugar el día de Nochebuena, en días familiares algo especiales o en vacaciones) en los que se juegan pequeñas cantidades de dinero -o simulación realista de dinero- aunque sea en familia o entre amigos. Esto no se hace y, arbitrariamente, se imputa al “juego en salas”, a las que no tienen acceso los menores.

Sólo se puede concluir que estas informaciones “oficiales” basadas en los estudios citados carecen de fiabilidad para construir sobre ellas políticas públicas sobre la realidad de los comportamientos de los ciudadanos -mayores o menores de edad-. Basándose en que se hacen con grandes muestras se trata de transmitir una idea de fiabilidad que se deshace por los errores que se deslizan en sus cuestionarios. Pero en realidad, arrojan resultados desproporcionados, que tienden a generar alarma más que a dar una visión real.
Las páginas siguientes recogen los cuestionarios de los citados estudios ESTUDES y EDADES. Se pueden observar los déficits de contenidos citados.
[2] En https://www.ale-hop.org/es/mini-bingo-1390015: “Juego para todos: …, es el juego perfecto para pasar una noche agradable en familia o una tarde divertida con los amigos. Recuerda, ¡el divertido riesgo del azar puede hacer que cualquiera sea el ganador!”
José A. Gómez Yáñéz
Doctor en Sociología
jagy@estudiodesociologia.es