Actualmente, el Gobierno rumano tiene listo un proyecto de ley (aunque enquistado en el Parlamento), que prohíbe la publicidad de los juegos de azar, relata Iulia Roșu en HotNews; desde el pasado mes de mayo, ya no pueden abrirse salas de juego en aquellos municipios que tengan menos de 15 000 habitantes. Asimismo, en 2023, el Gobierno aumentó los impuestos a las empresas del sector y prohibió la venta de bebidas alcohólicas en los salones.
La vecina Bulgaria sufre el mismo problema, explica Mediapool, (en un artículo de la misma investigación de Pulse): desde mayo de 2024 se ha prohibido la publicidad de juegos de azar en cualquier medio de comunicación, a excepción de la lotería nacional, que debe destinar los beneficios a financiar el deporte búlgaro. En este caso, las salas de juego también están prohibidas en los municipios de menos de 10 000 habitantes.
Esta industria floreció a partir de 2015, gracias a la enorme inversión de Vasil Bozhkov, el mayor propietario de juegos de azar del país, que había iniciado su actividad ilegalmente en los años ochenta: “En cuestión de cuatro o cinco años, cientos de miles de personas comenzaron a rascar boletos de lotería y las loterías privadas alcanzaron una facturación de 700 millones de euros”, escribe Roșu. voxeurop