José Vall, presidente de ANESAR, analiza la situación de los salones de juego en un artículo especial que ahora publicamos e incluido en el ESPECIAL SALONES de nuestra versión impresa.
Como todos los años, la publicación especializada Sector del Juego brinda a ANESAR la oportunidad de asomarnos a sus páginas con ocasión de su edición especial de salones de juego. Agradecemos el ofrecimiento para realizar, por medio de estas líneas, un análisis de nuestra actividad desde los prismas políticos, económicos y sociales.
Empezaremos por el apartado que creemos más negativo. El económico. Los datos –sí, los datos- nos presentan un sector que ha tocado techo y en el que poco a poco, la curva empieza a descender en múltiples parámetros como las visitas a los locales, el gasto medio por visita, y como consecuencia de todo ello, en el número de máquinas instaladas en los mismos, y finalmente un descenso acusado de locales abiertos. Así, tras unos años en los que se anunciaban aperturas, en muchos casos ajenas a unos procesos lógicos de planificación y regulación, ahora toca anunciar cierres de locales. Y aquí tenemos que hacer una distinción crucial:
• Cierres por criterios empresariales de rentabilidad -cuestión no deseable pero que entra dentro de la lógica y del riesgo empresarial-
• Cierres impuestos por normativas injustas, que lejos de buscar el interés general camuflan sus verdaderos fines (el cierre de salas) en una protección a la sociedad con medidas absolutamente ineficaces. En ANESAR somos predecibles, y evitar esto, es y seguirá siendo nuestra auténtica línea roja.
Pero también existen dos planos que son más positivos. En el plano político, el resultado electoral de las elecciones autonómicas de mayo de 2023 nos presenta un panorama político distinto y esperanzador. Esperanzador porque estos cambios políticos nos animan a buscar nuevos marcos de diálogo e interlocución que en algunos casos estaban erosionados en la anterior legislatura y a volver a tender puentes con nuestros responsables políticos. En los últimos años se ha hecho un buen trabajo pero en muchas ocasiones no se consiguieron buenos resultados. Creemos que por lo menos este trabajo sirve como labor de siembra para propiciar nuevos encuentros y volver a insistir en los argumentos y en los datos, -sí en los datos-, para revertir situaciones normativas mucho más cercanas a la ideología política que al interés general.
Y un tercer plano que debemos valorar en clave positiva también es el contexto social. Creemos que el sector en este apartado ha hecho las cosas razonablemente bien. Se ha trabajado en varios apartados claves como el esfuerzo recopilador y la puesta en valor de los datos reales de nuestro sector. El trabajo realizado en tareas de educación y sensibilización o materias tan importantes como la formación de nuestros empleados y la profesionalidad de sus empresas, han ayudado a que poco a poco nos hayamos apartado de una situación muy compleja que, además, curiosamente, únicamente ha afectado a las empresas privada y no a las manifestaciones públicas de juego.
Como conclusión general podemos decir que tras muchos años de solo ver grises nubarrones en el horizonte, el panorama se nos presenta ahora, el menos en algunas cuestiones, con un tono más esperanzador y algo más optimista, que falta hacía.