Antonio Vallejo Orellana se marcha de vacaciones y cuando vuelva en septiembre tendrá lugar su jubilación. Se dice pronto 37 años al servicio de la Junta de Andalucía, 35 de ellos como Jefe de los Servicios de Autorizaciones, puesto de responsabilidad desde el que ha manejado todos los entresijos del sector y participado de manera directa en la elaboración de los reglamentos de los diferentes subsectores en los que sus aportaciones, por conocimientos y experiencias, han resultado fundamentales en la mayoría de los casos.
La figura de Antonio Vallejo ha sido clave para los treces directores generales que se han responsabilizado del Juego en la Junta y que se han apoyado en sus múltiples saberes respecto a la actividad y a las normativas que la regulan. Vallejo no sólo es un grandísimo conocedor de la temática del sector y sus singularidades reglamentarias dado que la larga permanencia en su puesto dentro de la Administración le ha permitido mantener un contacto directo y fluido con los empresarios, a los que ha tratado y escuchado al tiempo que contribuido a la canalización de sus aspiraciones.
Más allá de su labor en la Junta de Andalucía, que hay que calificar de destacada por su importancia y por su dilatada proyección en el tiempo, Antonio Vallejo es un tipo culto, andaluz con sal y pimienta, poseedor de un fino sentido del humor que sabe encarar con la mejor predisposición la cara amable de la vida y con el que quienes se consideran sus amigos suelen sentirse a gusto.
La próxima marcha de Antonio Vallejo del juego de Andalucía dejará un vacío no fácil de cubrir. Porque con su ausencia se pondrá fin a más de tres décadas en las que su ejecutoria se ha revelado del todo punto indispensable para dirimir y canalizar los problemas del juego. Espléndidas vacaciones, Antonio, y mejor jubilación. Lo tiene sobradamente merecido y se lo desea con todo afecto SECTOR DEL JUEGO.