Es evidente que algunos medios de comunicación y partidos políticos parecen proclives a generar una alarma social excesiva e infundada en torno al juego privado.
Estas narrativas, que distorsionan la realidad del sector del juego, resultan irresponsables con una industria estratégica para la economía nacional, que genera más de 47.000 puestos de trabajo directos y 175.000 indirectos.
Según todos los estudios de reconocimiento nacional e internacional, el juego problemático en España no crece y se mantiene constante desde hace más de 10 años. Así, España se encuentra entre los cuatro países del mundo occidental con menor índice de juego problemático, siendo este el 0,3%, por detrás únicamente de Noruega.
Conscientes de la tasa de juego problemático y con la ambición, la responsabilidad y el compromiso de garantizar su disminución, el sector del juego privado lleva años implementando las mejores prácticas para garantizar el juego responsable, privando del acceso a sus productos a los colectivos más vulnerables y apostando por una regulación que fije las mismas condiciones regulatorias para el sector del juego público.
El juego real en España se situó hasta finales de octubre de 2020 en 4.345 millones de euros, un 50% por debajo del 2019, y se juega incluso menos que en 2009, pero existe la creencia errónea de crecimiento de la demanda. Durante el tiempo anterior a la prohibición, la presencia de la oferta de juego online en televisión y radio contribuyó a creer que se había producido un crecimiento desmesurado, pero esta percepción no es real. Esta prohibición no opera en el caso del juego público, que sigue publicitando productos de juego sin restricciones.
En los últimos 10 años se ha producido una reestructuración de la oferta, con la entrada de nuevos productos que han crecido dos dígitos, proporcionando una sensación de crecimiento del juego, que no ha compensado totalmente la bajada de la oferta tradicional. El juego que más crecimiento ha experimentado en este período son los Rascas de la ONCE.
Las cantidades jugadas en juego privado siguen el mismo ciclo que la economía del país, en línea con el sector del entretenimiento. Caen con las crisis y crecen en épocas de prosperidad. Esto refleja que no se ve el juego como una solución a los problemas económicos, algo que no ocurre con las loterías del Estado y otros subproductos de juego comercializados por el sector público.
La realidad del sector del juego privado
Durante los últimos meses hemos compartido con todos vosotros los numerosos mitos que giran alrededor de la actividad del juego privado, un sector que ha visto alterada su imagen debido a ciertos intereses políticos y económicos.
Es nuestra responsabilidad, la de todos los profesionales que conformamos este gran sector – y también la de todos los jugadores que practican su ocio con libertad -el dar a conocer la realidad del juego privado, con los datos que nos ofrecen las administraciones públicas y los informes oficiales.
Os animamos a todos a seguir conociendo nuestro sector, seguir defendiendo nuestro compromiso con el cumplimiento normativo, nuestra estricta ética profesional y nuestra ambición y responsabilidad por continuar alineados con el juego sostenible y responsable.